Abrazando el Arte de Dejar Ir: Un Viaje hacia la Autodefinición

Abrazando el Arte de Dejar Ir: Un Viaje hacia la Autodefinición

En el laberinto de la autodescubrimiento, llega un momento en el que debemos despojarnos de las expectativas que otros han depositado en nosotros y abrazar el lienzo de nuestra propia existencia. Para mí, ese momento fue cuando decidí redefinir mi perfil y proclamarme valientemente como artista.

La transición no estuvo exenta de su cuota de conflicto interno. Recuerdo vívidamente la ansiedad que me apresó al pensar en lo que aquellos que me conocían como contador pensarían. Las normas sociales, los caminos predefinidos hacia la legitimidad artística: todos estos susurros de duda en mi oído. ¿Era realmente un artista o solo un artesano? ¿Necesitaba una educación formal para reclamar el título?

En desafío a las normas sociales y los juicios de los demás, dije "Al diablo" al sistema. Rechacé la noción de que un título solo se podía ganar a través de un conjunto predeterminado de casillas de verificación. Mi creencia se cristalizó: soy un alma aquí para aprender a manejar el traje único de mi existencia, dominando el arte de la creación y, quizás más importante aún, el arte de dejar ir.

El punto de inflexión llegó cuando decidí dar un salto y matricularme en clases con el estimado artista venezolano, Pedro Millan. Aunque puede que no haya graduado oficialmente bajo su tutela, Millan transmitió una sabiduría que trascendía los confines de un diploma. "Un pintor", dijo, "es aquel que pinta todos los días". No se trataba de conformarse con un sistema, sino de la devoción diaria a la artesanía.

Crucialmente, Millan enfatizó la importancia de encontrar la firma artística propia. Más allá de dominar las técnicas, la verdadera artesanía radica en crear una voz distintiva que resuene en cada pincelada. Se trata de dejar una huella tan profunda que cuando alguien contempla tu obra, pueda decir inequívocamente: "Conozco a este artista".

El día liberador llegó cuando decidí colocar la etiqueta de "artista" en mi perfil. Fue una declaración para mí mismo y para el mundo de que la creación es mi vida. Ya no limitado por las expectativas de los demás, abracé la libertad de crear auténticamente, sin el peso de las etiquetas sociales.

Al final, el viaje hacia el arte de dejar ir no fue solo sobre despojarse de títulos, sino sobre descubrir la esencia de la creación interior. Mientras navego por esta odisea artística, llevo las palabras de Millan conmigo, esforzándome no solo por dominar técnicas, sino por pintar un lienzo que resuene con mi firma única, un testimonio de la belleza encontrada al abrazar el verdadero yo.

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